¿Cómo nacen?
¿Cómo aparecen?
De la mirada que gira hacia adentro.
O así lo siento.
Detenerse y silenciarse.
Parte del proceso.
¿Observar?
La clave.
¿Autoconocimiento?
La llave maestra.
¿Pero se busca?
¿O ya está dentro?
¿Quizás florece por el espacio que vamos haciendo?
¿Será que al sacar la basura le dejamos o mejor dicho, le devolvemos su lugar?
Tantas preguntas…
No lo sé.
¿Importa la respuesta?
La belleza ya está en la pregunta.
No busques respuesta.
Solo sé que algo nuevo surge.
Algo que invita a la acción.
Un acción de servicio.
De sentido.
De autorrealización.
Vivir.
Servir.
Hay algo más a estas alturas que «yo», «mi», «mío», «conmigo»…
Mucho más grande.
Es un querer compartir cómo vivir.
Más acorde a la naturaleza que somos.
Un vivir más sereno.
Más lento.
Más pausas.
Más presencia.
Reflexivo.
Confianza en ese camino sin camino.
Pasos que nacen de un compromiso.
Conscientes.
Constantes.
¿Para qué estoy aquí?
Silencio.
Algo susurra: «Aprender».
¿Aprender el qué?
El arte de vivir.
El arte de habitarse.
El compartir.
El recordar.
No existe tal dualidad.
Aprender a mirar para poder ver.
Un profundo abrazo,
Patricia.