¿El mayor regalo?
Estar conmigo presente.
Desde la atención plena es como puedo atenderme,
Vivirme.
Observar.
Observarme.
¿Quién soy yo?
Más de lo que aparentemente aparece.
Lo visible y lo invisible.
Todo forma parte de este «tinglao».
Si me dejo bailar,
Todo fluye en esa imperfecta perfección.
Darme mis tiempos.
Descubrir cuales son.
Respetarlos.
No corras.
Lento…
Camina lento…
Para poder atestiguar.
Observar al ego;
En su juego;
Aprender a pillarle,
Con las manos en la obra.
Darte cuenta en su acción,
En su actuación.
Espectador.
¿Puedes mirar sin tocar?
Si tocas te pegas.
Ojo con los apegos.
Solo se trata de estar conmigo.
De estar presente,
Para no volver a perderme.
No es tanto lo que se necesita.
Aprender a no necesitar,
A saber parar.
Reflexionar.
No dejarte arrastrar.
Escuchar con amabilidad.
Sin comprar.
No compres nada de lo que escuches.
Déjalo reposar.
A fuego lento.
Y permite el discernimiento.
Que atraviese tu psico-cuerpo.
Pregúntate todo lo que puedas;
¿Y qué más?
«Abúrrete» de tanta pregunta.
Que brote la claridad.
No aparece de la noche al día,
Pero si al permitirte experimentar.
Si estás buscando lo que la ya Eres,
Libertad,
Tienes que amar por encima la genuina autenticidad.
Y esta llega cuando te permites SER,
Explosión de creatividad.
De espontaneidad.
Aprendiendo a vivir…
¿Tú también?
Un profundo abrazo,
Patricia.